5. "Nueva escuela"

- ¿Y bien? -Le pregunté a Daniel una vez ya estaba frente a él.

- ¿Qué pasará con el Escolarium?  -Me preguntó.

- Sinceramente, no lo sé. Creo que harán que todos piensen que estoy ahí, cuando en realidad este en la escuela de Brujos.

- Si tú estás bien con ello. Yo estaré bien con eso

- De acuerdo. -Le sonreí. - Te veré en la tarde, Daniel.

- Adiós, Grachi. Suerte en tu primer día.

- Oh, por cierto... sí llegas a ver a mi padre, dile que... estoy bien.

- Grachi, no creo que tu padre como director quiera verme a mí. Precisamente a mí.

- Tal vez te llame, y te diga "Hola,Daniel. ¿Cómo está Grachi?"

- Y yo sé que eso no pasará,nunca. -Sonreí y lo abrazé.

- El colegio sin tí, será difícil. -Digo porque es cierto.

- Pero debes ir, allí perteneces. Es tu lugar -Dijo y sonreí.

Cuando eran las nueve de la mañana, Mecha y yo nos estabamos dirigiendo al casillero 2J. Tenia tanto miedo, tanto miedo. ¿Y si yo no encajaba ahí? ¿Y si se burlaban de mí?

- Allá vamos -Dijo Mecha, y el casillero se abrió.

De el salia humo,y se oian murmullos.

-¿Estás lista, MAPS? -Yo asentí- ¡A la escuela de brujoo....¡¡Aaaaahh!! -Se sintió como Mecha caia por un vacio y mi estomago dio un vuelco.

- ...¿Notas eso? Diego, ¡Por favor! No me ignores -Sentí la voz de Matilda, así que me adentre al casillero.
- ...No noto nada, y no te estoy ignorando, Mati. -Las voces se escuchaban cada vez más cerca, así que entre al casillero. Sentí como las puertas se cerraron y las voces de Matilda y Diego ya no se escuchaban. Estaba en otro lugar, a un salto de entrar a la escuela de brujos.

- ¡Oh, Hola, Grachi! -Me sobresalté al escuchar la voz de Diego detrás de mi.

- ¿No estabas con Matilda? -Pregunté nerviosa.

- La distraje, según una carta. Aquí es la entrada para la escuela de Brujos.

- Ah. Ok -Miré el vacio y trague duro. - Hagamosloo...¡Aaah! -Grité.

En menos de un minuto, cai en un piso frío, me levanté de inmediato, sacudiendo el polvo inexistente de mi falda.

- ¡Aquí estás, Grachi! -Sentí la voz de Mecha y sonreí aliviada.
-¿Por qué demoraste tanto?

- Tenía nervios. Y... Diego también está aquí.

- ¡Oh, claro! Él es un churi-kanay. Era lógico.

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